Plinio Correa de Oliveira – Santo del Dia, 17 de mayo de 1966.
Advertencia: este texto es una adaptación de una transcripción de la grabación de una conferencia del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira a los miembros y colaboradores de la TFP, manteniendo así el estilo verbal, y no fue revisado por el autor.
El 17 de mayo, tiene lugar la fiesta de Nuestra Señora de la Tempestad en Tolentino. La historia de esta devoción es la siguiente:
«San Leonardo había colocado en su primitiva Iglesia de Santa María, en Tolentino, una imagen de la Virgen que tenía en la capilla del Seminario. Luego invitó a los habitantes del lugar a implorar a la Santísima Virgen la gracia de preservar la ciudad de los daños del granizo, tan frecuente en la región; la Virgen escuchó la petición.”
«Pío VII, a su regreso del cautiverio en Francia (el 17 de mayo de 1814), coronó solemnemente a la Virgen milagrosa y aprobó el oficio propio de cada diócesis».
Una vez más, es un hecho que nos hace ver la forma en que se suelen formar las devociones de Nuestra Señora. En general, es una gracia otorgada por Ella a alguien o una población. Y esta misericordia, que tiene todo el sabor espiritual e imponderable de una sonrisa Suya, infunde constantemente en las personas la esperanza de ser atendidas en todas las necesidades.
Por lo tanto, esa invocación que está ligada a ese favor nos da la idea de la misericordia de Nuestra Señora y la ayuda que Ella brinda en condiciones espirituales análogas a las condiciones terrenales.
Había una imagen en una capilla del Seminario; esta imagen, ciertamente muy expresiva y hermosa, San Leonardo la destinó más tarde para ser exhibida en una iglesia de su diócesis, en la Iglesia de Santa María, en Tolentino.
Allí el pueblo la veneraba, pero él recomendó que se le pidiera a Nuestra Señora el favor que las tempestades no estallaran en ese lugar con la intensidad destructiva con la que solían ocurrir. Esta gracia, de carácter material, hizo que cesaran las tempestades y que la población se librara de ese flagelo. Luego, la imagen pasó a ser invocada con el nombre de Nuestra Señora de la Tempestad, es decir, Nuestra Señora que vence las tempestades, que previene las tempestades.
El Papa Pío VII, huyendo de la “tempestad” (desencadenada por él en Francia, por la forma en que condujo el caso de Napoleón), pasando por Tolentino y dando gracias a Dios por estar libre de las garras de Napoleón, entendió que de esa tempestad era salvo gracias a Nuestra Señora. Entonces, coronó la imagen de Nuestra Señora de las Tempestad. No obstante, la palabra «tempestad» significa otra cosa también: las tempestades de la historia, las tempestades de la vida, las tormentas del alma …
Es así que, Nuestra Señora es la Patrona de los hombres puestos en tempestades de todo tipo: espirituales, por lo tanto, de la lucha contra el pecado, de caer en el pecado, de prevenir el pecado, tempestad que el alma siente cuando ve a otros en el pecado, tempestad en las grandes aflicciones espirituales que la vida puede traer; en fin, las mil tempestades en las que puede estar en juego una vida.
Entonces, pedirle el socorro a Nuestra Señora en medio de las tempestades, sentirse débil, pequeño, incapaz de esquivar completamente la tempestad, de vencerla, de recomendarse a Ella es exactamente la idea que se pone en esta invocación.
Pero también abarca una idea de compasión. Toda madre, cuando siente a su hijo en la tempestad, siente una pena enorme y corre presurosa, no llega despacio, y llega con toda la rapidez que permiten los intereses espirituales del niño. Pero, en ese sentido, llega de inmediato.
La idea de Nuestra Señora como nuestra ayuda en las aflicciones, expresada en tantas otras invocaciones: Nuestra Señora Auxiliadora, Nuestra Señora del Amparo, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Nuestra Señora de los Afligidos. Sin embargo, Ella tiene una formulación muy hermosa en el título de Nuestra Señora de la Tempestad. Entendemos, por tanto, cuán expresiva es esta invocación.
Hay dos tipos de tempestades: la torrencial y otra que es una completa subversión de la atmósfera con agua, llovizna, oscuridad, incertidumbre, tierra resbaladiza … y que análogamente también podría llamarse tempestad. Hay situaciones en la vida espiritual que son así. Todas están llenas de dramas, dificultades, incertidumbres y constituyen diferentes formas de tempestad. Nuestra Señora nos ayuda en todas estas. Así tenemos a Nuestra Señora de las Tempestad.
Dos pensamientos aparentemente opuestos, de San Buenaventura y Santa Teresita, muestran la belleza de los caminos de Dios
Ahora, viene un pensamiento de San Buenaventura que viene aquí consignado y que es muy hermoso:
«Te saludo, María, para que calmes el mar tempestuoso del mundo. Que Jesús, que duerme en nuestra barca, se despierte levantado por Ti».
Es una referencia al hecho de que Jesús estaba en la tormenta, con los Apóstoles en una barca, y lo despertaron. Y puso fin a la tormenta. Muchas veces Jesús “duerme”. Entonces, Nuestra Señora despierta a Jesús para que venga al socorro y, dice el Evangelio, que hubo una gran calma después de que Jesús despertó.
Es un comentario que me parece magnífico.
Santa Teresita del Niño Jesús tiene un pensamiento opuesto: cuando la persona sufre, no debe pedir muchas veces que pase el sufrimiento, para ofrecerlo por la Causa de la Santa Iglesia. Entonces, ella dice:
«No despiertes a Jesús que está durmiendo en su barca. Déjalo dormir, deja que al menos en tu alma descanse. No lo despiertes …»
Un santo recomienda: «despierta», ¡y es espléndido! Una santa recomienda: «no te despiertes», ¡y también es espléndido! Todo depende de los caminos de Dios. ¡Veamos la belleza de estos diversos caminos y el universo de maravillas morales que existen en este! …
En este siglo devastado por la tempestuosa falta de Fe y de Moral profetizada por Nuestra Señora de El Buen Suceso hace 400 años atrás, no olvidemos jamás de recurrir a Nuestra Madre del Cielo. Pues Ella, así como en Tolentino aplacó la tormenta material que los afligía, ciertamente nos atenderá cuando recurramos a Ella para que acabe pronto la tormenta espiritual que aflige al mundo entero.
Nuestra Señora de la Tempestad
¡Ruega por nosotros!