Nuestra Señora del Buen Suceso una Esperanza para el Caos que vive el Ecuador

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Imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, Quito- Ecuador.

En 1628, en una de sus visiones, la Madre Mariana contempló una inmensa nube negra esparciéndose por los cuatro extremos del Ecuador, eran innumerable demonios quienes entre alaridos y blasfemias intentaban apoderarse de esta República para gobernarla y dirigirla desde sus inicios.

Con sus soplidos Llenaban la atmósfera de humo espeso, el cual oscurecía la luz preciosa de la fe en las almas, encendiendo la blasfemia y endureciendo los corazones.

Satanás y sus huestes amenazaban con jamás descansar en su lucha contra esta nación asegurando que la victoria sería de ellos en el momento en que logren extinguir la devoción a la Mujer, siempre venerada y querida en esta pequeña porción de tierra. Y acrecentaban:

“La victoria será nuestra. Vendrán tiempos en que tendremos muy buenos agentes que con fuerza y violencia ganarán para nosotros un buen pedazo de este territorio…”

Seis años después, en 1634, la Santísima Virgen así se refería a dicha nube:

“Se apoderará de estas tierras el maldito Satanás quien todo lo conseguirá por medio de tanta gente extranjera sin fe, que cual nube negra, oscurecerá con todos los vicios el limpio cielo de la entonces república consagrada al Corazón Santísimo de mi Hijo”

“Con esa gente entrarán todos los vicios que atraerán a su vez toda suerte de castigos, como la peste, el hambre, disputas internas con otras naciones, y la apostasía, causa de perdición de un considerable número de almas, todas muy queridas por Jesucristo y por mí. Para disipar esta nube negra que impide a la Iglesia gozar el claro día de libertad, habrá una guerra formidable y espantosa en la que correrá sangre de nacionales y extranjeros, de sacerdotes y también de religiosas. Esta noche será horrorosísima, porque humanamente, el mal parecerá triunfar. Para poner a prueba esta fe y confianza de los justos, habrá momentos en los cuales al parecer todo estará perdido y paralizado”.

Pero, luego de la impresionante previsión de catástrofes para la Iglesia y para la civilización cristiana, la Santísima Virgen de El Buen Suceso promete al final una victoria sobre el demonio y sus secuaces, así como el resurgimiento de la Esposa Mística de Cristo:

“iCuando aparezcan triunfantes, y cuando la autoridad abuse de su poder, cometiendo injusticias y oprimiendo a los débiles, próxima estará su derrota. Caerán por tierra desplomados.!”. “¡Será, entonces, ¡el feliz principio de la restauración completa!…

…Pues es llegada mi hora en la que yo de una manera asombrosa, destronaré al soberbio Satanás, poniéndole bajo mi planta y encadenándole en el abismo infernal, dejando por fin libre a la Iglesia y a la Patria de esa cruel tiranía.      

Con sus revelaciones, Nuestra Señora legó para sus devotos la mayor de las esperanzas: la certeza de la Victoria de su Inmaculado Corazón sobre la serpiente infernal y la impiedad reinante y su colosal desplome.

Empeñémonos todos, más que nunca, en invocar a la Madre de El Buen Suceso, Reina de las Victorias, con la esperanza de que así Ella apresure para nosotros, perturbados y confundidos, el camino de luz que nos conduzca, en medio de las tinieblas, a Su Divino y Adorado Hijo y a los grandes triunfos que traerá consigo la implantación del Reino de María en la tierra. Así sea

                  

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