¡Pidamos una nueva constitución fiel a nuestra tradición y a nuestra Fe!

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¡No a la crisis moral que provocó la constitución del 2008!

El Ecuador vive hoy una hora decisiva. La convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente no puede ser tomada como una constitución más, de las 20 que ya rigieron sobre nuestra patria.

Nuestro pueblo se encuentra ante un dilema que marcará el futuro de sus hijos y nietos: ¿seguiremos encadenados a la Constitución socialista de 2008, inspirada en el chavismo bolivariano, o abriremos el camino a un orden nuevo, fundado en nuestra tradición católica y en los principios de la Civilización Cristiana?


La Constitución del 2008: un engendro extraño al alma del Ecuador

La Constitución de Montecristi no brotó del alma ecuatoriana. No fue redactada a partir de los ideales de orden, trabajo y fe que fundaron nuestra vida republicana. Al contrario, ella fue una total ruptura con el Ecuador profundo, marcado por la Fe católica, por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y por las tradiciones que nos sostuvieron como nación desde la independencia.

Ella se gestó en los laboratorios ideológicos del llamado “socialismo del siglo XXI”. Fue gemela de las constituciones que en la década del 2000 se impusieron en Venezuela y Bolivia. Todas ellas nacieron con el mismo ADN del chavismo bolivariano, sometidas a la estrategia continental de los regímenes filo-castristas. ([i])

“¡Viva Ecuador, viva Correa!”, exclamó Hugo Chávez ante las cámaras, apenas ella fue aprobada en 2008. Fueron los artífices de la desgracia venezolana quienes más festejaron la constitución socialista de Correa. Días después del referéndum constitucional, el fallecido títere de Castro, saludó al pueblo ecuatoriano festejando: “¡Que viva el Ecuador libre, bolivariano, (…)!” ([ii]). Con esas frases, el fallecido líder del socialismo continental celebraba que el proyecto de su inspiración ganaba un territorio más de América Latina. Chávez y Correa, fueron los cómplices de esta estafa al Ecuador Cristiano. ([iii]).

Por eso, desde su origen, ella sólo sirvió de vehículo para infiltrar en nuestra vida política y jurídica la ideología socialista más radical y dividir a la nación en etnias, credos y clases, en permanente lucha fratricida.


La actual inseguridad: consecuencia estructural de la Constitución de 2008

La grave crisis de seguridad que como un flagelo tortura la vida nacional tiene una raíz estructural: la Constitución de 2008. Bajo su marco se ejecutó la famosa “metida de mano en la justicia” impulsada por Rafael Correa, que sometió a los jueces al control político, destruyendo así la independencia del Poder Judicial ([iv]).

A ello se sumó la adulteración del sistema jurídico que pasó a garantizar los derechos de los delincuentes sobre la seguridad de las víctimas, todo lo cual limita gravemente la mantención del Estado de Derecho. La suma de estos factores le han otorgado impunidad a delincuentes y criminales reincidentes, quienes entran y salen de prisión con total facilidad, amparados en una manipulación falaz de recursos de hábeas corpus, medidas cautelares y nulidades procesales, dictados por jueces que en algunos casos hacen parte de las mismas estructuras criminales, como lo reveló el caso Metástasis ([v]).

 La policía y las fuerzas del orden, atrapadas en ese marco, actúan debilitadas y dubitativas, mientras la crisis carcelaria se agrava y las bandas criminales controlan los centros penitenciarios. Es la perpetuación de un círculo vicioso que está desangrando a la nación.

En definitiva, la Constitución de 2008 no solo estableció la plataforma del socialismo bolivariano en Ecuador, sino también fue la causa estructural de la inseguridad que afecta a todos los ecuatorianos honrados que quieren vivir en paz y volver sanos a sus hogares.


Garantías falsas para la familia y la vida

Otro de los aspectos más graves de la Carta de 2008 fue su negligente protección de la familia y la vida. En apariencia, ella reconocía principios de protección a la familia, a la infancia y a la dignidad de la persona. Sin embargo, en la práctica, la ambigüedad de sus artículos y la falta de claridad en las garantías jurídicas abrieron las puertas para que, bajo el disfraz de interpretaciones “progresistas”, jueces constitucionales impusieran una agenda contraria a la moral cristiana.

Así, bajo la actual Constitución se legalizó el aborto, crimen abominable que clama al cielo por justicia; se abrió camino al llamado “matrimonio homosexual”, negando la verdad natural y revelada por Dios, “hombre y mujer los creó” y se promovieron debates que han desembocado en la aceptación de la eutanasia y en la introducción de la ideología de género en los colegios.

¿De qué sirvieron, entonces, las supuestas garantías de la Constitución? De nada. Eran meros espejismos creados por una izquierda radical que buscaba la simpatía de los incautos.

Como símbolo de esta impostura, la Constitución del 2008 se atrevió a mencionar antes a la “Pacha Mama” que al nombre de Dios. Se invocó a la madre tierra en un gesto de sincretismo pagano, relegando al Dios Creador por detrás de su criatura.


Una providencia de Dios

A diferencia de Venezuela y Bolivia, que bajo constituciones bolivarianas están postradas en el caos y en la miseria, el Ecuador pudo evitar las peores consecuencias de ese texto. Ello se debió a la resistencia del pueblo ecuatoriano que, guiado por una acción especial de la Providencia, supo movilizarse en protestas masivas contra el impuesto a la herencia en 2015 e impedir, a partir de 2017, la continuidad del correísmo ([vi]).

Nuestra nación, consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, no puede aceptar que su destino quede definitivamente atado a una Constitución que traiciona sus raíces cristianas y lo deja en manos del bandidismo y de la criminalidad.


La esperanza y el ideal

La convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente abre, entonces, una oportunidad providencial. Es la ocasión para desterrar, de una vez por todas, el socialismo bolivariano, y levantar el ideal de una Constitución fiel a nuestra tradición católica.

Como ecuatorianos católicos anhelamos:

* Una Constitución que, en primer lugar, invoque el nombre de Dios, no como una referencia genérica a la “espiritualidad” que convive con cultos paganos, sino como el reconocimiento solemne al Señor de la Historia, fuente de toda autoridad y garante último de los derechos de las personas.

*Una constitución que reconozca y proteja el sagrado derecho de los padres para educar a sus hijos según sus convicciones, principios y fe, manteniendo a los más inocentes protegidos de la nociva ideología de género, que ha crecido exponencialmente a partir de la constitución del 2008.

*Una Constitución que proteja la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y que defienda a la familia formada por un hombre y una mujer, núcleo fundamental de la sociedad.

*Una Constitución que garantice el derecho natural de propiedad privada y conceda garantías a la libre iniciativa como bases de una prosperidad auténtica, lejos del estatismo confiscatorio que asfixia la economía y somete a la población a una pobreza permanente.

*Una Constitución que asegure la unidad nacional bajo una sola ley y una sola justicia, sin fragmentaciones ni castas privilegiadas que debilitan la soberanía del Estado y relativizan la autoridad común.


No firmar un cheque en blanco

Sin embargo, los católicos del Ecuador no podemos firmar un cheque en blanco. Quienes voten en favor de un nuevo texto deberán asumir la responsabilidad de vigilar y exigir que la nueva Carta Magna esté fundada en los principios de la Civilización Cristiana y en la tradición católica que ha marcado nuestra historia.

Para ello, sin ninguna motivación política y movidos exclusivamente por el futuro cristiano de nuestra nación, debemos participar activamente en el debate, informarnos, denunciar todo intento de disfrazar el socialismo bajo los artificios de un lenguaje más amable.

En el caso de que la mayoría de la nación apruebe la redacción de un nuevo texto constitucional, nos proponemos apoyar únicamente las propuestas que emanan de nuestras raíces cristianas, como son -entre las más básicas- el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia tradicional, compuesta de hombre y mujer, y el derecho a la libre iniciativa y de poseer con seguridad los frutos del propio trabajo. Y no daremos nuestro voto a los candidatos al colegio constituyente que pretendan contrariar esos principios “no negociables”.


7.- En conclusión, recemos por el futuro católico del Ecuador.

Como católicos y ecuatorianos, convocamos a nuestros compatriotas a promover una cruzada de oraciones que asegure a la patria su identidad católica, destierre el virus socialista y establezca las bases de seguridad de social.

Nuestras más sagradas tradiciones cristianas, el destino de nuestras familias y la salvación de nuestras almas están en juego.

¡Que resuene la voz del Ecuador católico: ¡Sí a una institucionalidad que sea fiel a nuestra tradición y a nuestra Fe! ¡No al sometimiento al bandidismo y a la inseguridad que afectan la sana convivencia nacional!

Ponemos estas consideraciones a los pies de la Santísima Virgen del Buen Suceso, que tan maternalmente acompaña los destinos de nuestra nación desde el comienzo de su existencia.

Quito, octubre 2025


[i] Es lo que afirma la editorial del diario “El Mercurio” de Santiago: “Subyace a la Carta de Montecristi una visión “bolivariana”, la misma que está detrás de las de Venezuela y Bolivia, procesos que también tuvieron como asesores a académicos españoles cercanos a Podemos”. Cfr. «El Mercurio» “¿Otra Asamblea Constituyente», 6 de octubre, 2025

[ii] El Universo (2007): cobertura del referéndum aprobatorio de la Constituyente; Hugo Chávez: “¡Viva Ecuador, viva Correa!”. Opinión (Bolivia, 2008): tras el referéndum constitucional ecuatoriano, Hugo Chávez proclamó: “¡Que viva el Ecuador libre, bolivariano, sucrista y alfarista!”.

[iii] El Universo, “Chávez felicitó a Correa por triunfo” https://www.eluniverso.com/2007/04/15/0001/8/8642A1A694D545B3A9095205F035E4DF.html#:~:text=El%20presidente%20venezolano%20Hugo%20Ch%C3%A1vez,inici%C3%B3%20una%20visita%20a%20Venezuela.

[iv] El Telégrafo (2011): “Correa: ‘Si es necesario meteré las manos en la justicia’”. Consulta popular que reorganizó la Función Judicial. Plan V (2015): “Así metió el gobierno de Correa la mano en la justicia”. Investigación sobre injerencias políticas.

[v] El Universo (2024): “Caso Metástasis: salen de la cárcel Álex Palacios y Helive Angulo, vinculados a Norero”.
El Comercio (2023): “Caso Metástasis: evidencias revelaron red criminal liderada desde prisión”.

[vi] BBC Mundo (2015): “Las multitudinarias marchas en Ecuador contra el impuesto a la herencia”.
El País (2017): “Lenín Moreno gana las elecciones y rompe la hegemonía del correísmo absoluto”.

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