-Freddy Parra Siguencia
Como en toda epopeya real, se encuentra escondido el curioso huésped del mito al ínclito, que se opaca ante la pericia quijotesca y se posa en la horca para ser sometido por el estallido de la verdad. Grandes referentes han sido auspiciados en el devenir de la historia por el mito, característica inviolable que le otorgan sus antagonistas para eclipsar con un dedo, obras que áureamente resplandecen más que la luna por la noche, cuando descansa el sol.
Gabriel García Moreno decía, que mejor que escribir la historia es hacerla, infaustamente, la misma ha sido vilipendiada, y trasladada de la psiquis de sus adversarios, a las diversas sucursales del aprendizaje; disfrazando la verdad, con el antifaz de la mentira.
Cuando se habla de don Gabriel García Moreno, varios mitos recaen sobre él, pero hay un mito que sobresale con la misma fuerza que el día de hoy, será contrastado, y me refiero a la leyenda entre Faustino Lemus Rayo y el ex presidente, haciendo alusión a que su arremetida cobarde, se dio por motivos pasionales del Excmo. Mandatario con la conyugue del colombiano. Por ende, ahondaremos en aquellos puntos indecorosos de la “historia”, supliéndolos con pinceladas de verdad.
Pero antes que nada ¿Quién fue Faustino Lemus Rayo?
Oculto entre el follaje de Roldanillo (recinto de la ciudad de Cali) Colombia, Faustino Lemus Rayo, anunciaba su nacimiento con un llanto característico de los recién nacidos. Su niñez estaba vestida de galas obscuras, a tan corta edad, demostró que la paz y la paciencia no le acompañaban, tenía una predisposición innata a la discordia y más aún, con aquellos que se rehusaban a cumplir lo que él solicitase con amenazas previas.
En 1858, ante las encrucijadas ideológicas entre el bien y el mal, cuyo anfitrión fue el pueblo ecuatoriano, el Dr. Rafael Carvajal, desesperado por derrotar al urbinismo, decide enlistar bajo el bando conservador a Faustino Lemus Rayo, sirviendo así, a las banderas Garcianas Contra-Revolucionarias, posterior a eso, en 1863, milita en Cuaspud, declarándose enemigo de su lugar de natalicio, enemigo de su patria, enemigo de Colombia. De esta manera se perfilaba el poco sutil personaje ante la historia, posterior a eso, contraería nupcias con Mercedes Carpio, misma que a futuro será la protagonista de la leyenda creada contra el Excltmo. Mandatario y su honra decorosa.
Pero… ¿de qué va la leyenda?
La insulsa fábula de mal gusto, menciona que el presidente Gabriel García Moreno, envía a Faustino Lemus Rayo como Gobernador del Napo, y en su ausencia, habitar ocasionalmente con Mercedes Carpio, la esposa del ya mencionado colombiano.
Aquel relato bochornoso, carece de todo tipo de respaldo, dejando en ridículo a sus creadores, y más aún, a quienes lo recitan sin investigar; porque un panfleto biográfico del Ex presidente, basta para contrastar tan ingenua mentira.
Para eclipsar lo mencionado, partiremos de algunos datos y referencias:
“García Moreno deja el poder en septiembre de 1865 y Rayo, como uno de sus fervorosos partidarios, […] cree oportuno incrementar el comercio entre Quito y el Oriente” (Loor, 1966, pág. 16)
Rayo fue el corresponsal diplomático entre la Sierra y el Oriente, la confianza de Gabriel García Moreno descansó en aquel lacayo militante. La leyenda y quienes la recitan, mencionan que fue enviado como “gobernador”, pero eso dice la leyenda y no la historia; debido a que Rayo, solo tuvo el título de jefe de escolta, por ende, no ejercía poder alguno hacia los demás, más que a sí mismo y a sus impulsos, que lamentablemente no los controló y se vio inundado por el fantasma de la avaricia, que poco a poco se apoderó de su cuerpo y sus decisiones para posterior a eso, iniciar una explotación masiva a los habitantes de aquella región, por lo que a posteriori sería bautizado como “LA FIERA DEL ORIENTE”.
Rayo, deslumbrado por las riquezas en el Oriente, coercitivamente ordena a los indios a que labren las pitas, cual mendigo con garrote exige que se traslade todo a Quito, el Padre Guzmán menciona que Rayo confundía a los indígenas con burros de carga, por la manera poco humana de su trato hacia los mismos. A oídos sordos, ultrajó a los Sacerdotes, y por sus espaldas continuó con un régimen de vasallaje y quien decida alzar su voz ante el bribón sin corona, era merecedor de un azote gratuito en la plaza. El P. Guzmán continúa interpelando las acciones salvajes de Rayo, y este, lo amarra y lo envía a Quito, sobreponiendo su “autoridad” terrenal ante un emisario de Dios.
El terror abrazaba a la región Oriental, los indios galopan por las Iglesias en búsqueda del alba de salvación ante tan ruin acometimiento que llega a oídos del P. Fonseca; al observar la esclavitud a la que ellos eran sometidos, decide enviar una carta al presidente don Gabriel García Moreno, para librar al Oriente de las garras de Rayo.
Ante la presión ejercida por el pueblo y el Excmo. Mandatario, éste renuncia y regresa a Quito el 6 de marzo y posterior a eso es remplazado por el coronel Guerrero.
“García Moreno no podía permitir esta infamia que sumía a los indios en la miseria […] por esto, ante las insistencias de Rayo para volver al Oriente, García Moreno se negó a acceder según consta en las resoluciones del 20 de diciembre de 1871, 8 de enero y 8 de marzo de 1872”. (Loor, 1966, Pag 172.)
Ya decía el historiador Enrique Ayala Mora:
Está por demás decir que, aunque se ha repetido muchas veces, de que García Moreno era amante de la mujer de Rayo, es falsa. Si Rayo le tenía venganza era precisamente porque lo sacó de la gobernación del Oriente por una pelea con los misioneros y lo trajo a Quito, sin permitirle volver. (Mora, 2013, pág. 138)
Manuel Gálvez también mencionaba lo siguiente:
“Como explotase a los indios, comprándoles vainilla, pepitas de oro y otras cosas a vil precio, lo exoneró. Desde entonces Rayo lo odia a muerte, aunque disimula su feroz sentimiento.” […] Algún enemigo de García Moreno dice que el odio de Rayo proviene de que don Gabriel le quiso enamorar a su mujer; pero aparte de lo absurdo que esto sería, nadie lo dice en su tiempo ni inmediatamente después. Es una invención reciente, de un escritor extranjero. (Gálvez, 2012, págs. 541 – 542)
La incertidumbre debe apoderarse de los lectores de estas líneas, al no comprender de dónde surgió la vileza que ha marchitado el nombre del Ex presidente, y la respuesta peca de obvia, fue un antagonista “post mortem”, le bautizamos así; porque sus infamias están apegadas a ese mismo adjetivo, debido a que ninguno de los asesinos como: Polanco, Andrade, Sánchez, Moncayo, Cornejo, Campuzano, Rayo ni el mismo Montalvo mencionaron nada sobre un supuestos “amartelamiento pasional” entre Gabriel García Moreno y Mercedes Carpio (esposa de Rayo), tampoco disertan nada los 100 testigos que estuvieron presentes en aquel particular. Las raíces de esta calumnia tienen apogeo 50 años después de aquel magnicidio, y en 1922 Jacinto López, quien basó su bibliografía en un chisme referido por José de Lapiere en 1914.
Jacinto demuestra un poco de virtud en su conciencia tenue, y asevera ser el precursor en tan ilusorio “dato”, comenta que nadie antes que él, ha despachado el asunto, autoproclamándose pionero, en tan ridícula acusación.
Wilfrido Loor, hace una deducción muy importante; y es que, un Presidente de la República que se encuentre en relaciones pasionales con una mujer casada, hubiese sido sofocado por el bullicio del vulgo o por sus propios enemigos, es más, 21 años después, Roberto Andrade quiere destacar su faena de asesino, escribiendo un panfleto del “6 de agosto” en el que acentúa un popurrí de crímenes y falsedades contra García Moreno, lo interesante es que, en ninguna hoja hace alusión a que Rayo lo haya matado por una disputa personal y peor aún, por una disputa marital.
El Sr. Faustino Rayo Carpio (Hijo de Faustino Lemus Rayo, asesino del presidente) fue entrevistado el 24 de marzo de 1958 por uno de los mayores biógrafos de García Moreno, el Padre Severo Gómez Jurado, que en una visita al caballero ya mencionado en el “Hospicio de San Lázaro”, sustrajo lo siguiente:
“Jamás he sabido ni escuchado que mi madre hubiese tenido relaciones deshonestas con el Presidente García Moreno.
Además, protesto, indignado, contra quienes han sospechado temerariamente contra la fidelidad conyugal de mi madre.
Por delicadeza no permito más testigos de mis anteriores aseveraciones que al Rdo. Padre Severo Gomezjurado, S.J., y al Sr. Dr. Fernando Casares, Director de este Hospicio”.
Las tres cláusulas precedentes fueron escuchadas por los infrascritos que lo atestiguan y lo firman de su puño y letra: Severo Gomezjurado, SJ. (sigue rúbrica). — Fernando Casares de la Torre (sigue rúbrica).
La claridad con la que se destiende los datos, cobija la mentira que, durante muchos años, ha querido deslucir la grandeza de don Gabriel García Moreno. La leyenda de una disputa marital, no es más que eso, una leyenda, creada por sus enemigos por la antipatía que le susurraba al oído cual Mefistófeles a Fausto en las novelas de Goethe, con el único afán de ensombrecer a aquellos hombres con grandes quilates de virtud y verlos ingenuos en la pradera del olvido. Pero con el Excmo. García Moreno no ha sucedido tal eclipse, sus dotes de heroísmo y de fe, permea en la historia; sumado su coraje contra – revolucionario y la intersección del Sagrado Corazón de Jesús, le han permitido trascender ante las difamaciones de sus detractores, cuyo anhelo solo fue ganar un puesto en los nombres de la historia, en la cual solo quedaron enmarcados por su contribución deshonesta.
Ya decía el pensador español Marcelino Menéndez y Pelayo: “El Ecuador puede ser pobre y pequeño, pero con García Moreno tiene lo bastante para presentarse con honor en el concierto de las naciones”. (Alvarado, 2010, pág. 141)
____________
Referencias
Alvarado, F. S. (2010). García Moreno líder católico de Latinoamérica. Quito: Fundación Jesús de la Misericordia.
Gálvez, M. (2012). Vida de Don Gabriel García Moreno. Quito: Fundación María de la Misericordia .
Loor, W. (1966). García Moreno y sus asesinos. Quito: Editorial Ecuatoriana.
Mora, E. A. (2013). Gabriel García Moreno. Quito: Jesús de la Misericordia.