El 24 de mayo la Iglesia celebra la fiesta de María “Auxilio de los Cristianos”. La invocación fue introducida en las Letanías de la Santísima Virgen por el Papa San Pío V, en agradecimiento por la gran victoria de las armas católicas en la batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), que quebró definitivamente el poderío naval otomano. Y la fiesta fue instituida por el Papa Pío VII, en acción de gracias por su regreso a Roma el 24 de mayo de 1814, tras haber permanecido durante cinco años prisionero de Napoleón Bonaparte.
¿Qué pedir a María Auxiliadora en su fiesta? Plinio Corrêa de Oliveira, modelo de varón mariano, nos hace una sencilla y excelente sugerencia.
Cada fiesta litúrgica que ocurre en la Santa Iglesia tiene como efecto que en esa fecha los fieles puedan recibir gracias condicionadas y proporcionadas a dicha conmemoración. Y en relación a la fiesta de hoy, ¿qué gracia podemos pedir?
Podemos pedirle a Nuestra Señora la gracia de comprender hasta qué punto Ella es Auxiliadora.
En general, lo que sucede al hombre en esa materia es, de alguna manera, reflejo de lo que decía San Francisco Javier: el pecado es un gran mal, pero peor que el pecado considerado en sí mismo, es el desánimo y la desconfianza con que el pecador queda en relación con Dios.
Ocurre que, como consecuencia difusa de las infidelidades crónicas que cargamos, de los pecados cometidos en el pasado, de la insatisfacción que tenemos hacia nosotros mismos, de todo esto resulta una especie de desconfianza crónica con relación a Nuestra Señora. Y no sólo con relación a Ella, sino también a Dios, a todos los Ángeles y Santos.
La idea equivocada que la persona se hace es esta: “Soy tan vil, pequé tanto, y además soy tan mediocre –verdaderamente no valgo nada–, que tengo miedo de aproximarme para pedir”.
Entretanto, la verdad es precisamente lo contrario: “Es porque necesito mucho, que debo pedir mucho”. Es más o menos como si un paralítico o un leproso del Evangelio, de aquellos que fueron a pedir su curación a Nuestro Señor, hiciese el siguiente raciocinio: “Estoy tan leproso, que no tengo el valor de pedir mi curación…”. ¡Entonces está claro que no se curará!
El raciocinio verdadero es: “Estoy tan necesitado de una cura, que el único medio que tengo es pedir, y por eso voy a pedir, lo que se dice pedir”.
De manera que nuestras miserias son una razón especial para pedir. Y es la compenetración con esta verdad lo que debe dar a nuestra vida espiritual aquella unción, aquella suavidad propia a los verdaderos hijos de Nuestra Señora.
La gracia que debemos pedirle a Ella, por tanto, es la de compenetrarnos con esta verdad. Y por mayor que sea el horror que tengamos a nuestros pecados y a nuestros defectos interiores, ni aún por eso deja de ser verdad que levantando los ojos a María Santísima, Ella nos atenderá.
Esta confianza firme e inquebrantable es la gracia que debemos pedir en el día de hoy.
* Extracto de conferencia de Plinio Corrêa de Oliveira del 23 de mayo de 1964 para socios y cooperadores de la TFP brasileña, sin revisión del autor.
Quiero dar las gracias por darse el tiempo de instruirnos sobre cada una de las fiestas q tenemos en nuestro calendario litúrgico,uno aprende mucho aprecio su tiempo q se toman de nuevo muchas gracias les pido su bendiciones para mi familia y para mi les pido oraciones por salud tanto espiritual como física.
Gracias hermanos ecuatorianos por darnos tanta ayuda espiritual y, hacernos conocer muchas advocaciones Marianas que muchos no conocemos.🙏👏💙
La Santísima Virgen los ha estado utilizando como herramientas suyas muy eficaces para llegar a mi. Agradezco infinitamente esta Gracia concedida por Ella a ustedes y por ustedes a mi. Por ustedes llega mi conocimiento de la Virgen Santísima como Nuestra Señora del Buen Suceso de la Purificación y me enamoro de esta Advocación, de la Madre Marianita de Jesús y sus múltiples peripecias vividas para entregarnos el amor de la Madre; luego cuando necesitaba un otro grande milagro y habiendo suplicado a la Madre me lo resolviera porque nada yo podía hacer, me llega por ustedes que clamara a la Virgen como Nuestra Señora de la Tempestad, ese mismo día debía ir al Banco de mi país a resolver la reestructura de una deuda gigante o me debitarían todo mi sueldo y esto no solo acarreaba graves problemas para mi, sino también a muchos otros que dependían de mi sueldo. Ella hizo el milagro. Luego cuando llego ese mismo día, dolida por todo cuanto sucede en nuestra iglesia y en el mundo, me llega el recuerdo siempre de la Virgen Santísima como María Auxiliadora. Uno de mis Santos custodios es Don Bosco, desde siempre, y hoy una vez más él se hace presente diciendo: no olvides a tu Madre Siempre Auxilio de los Cristianos y Auxiliadora de todo cuanto sucede. Cómo llega? Una vez más por vuestro intermedio. Agradecida en el alma a sus siempre cercanos mails con toda esta información. Dios y la Santísima Virgen siempre los bendiga y resguarde, a ustedes, a sus afectos y familias. Y a todo el Pueblo de Ecuador.
Muchísimas gracias por tan valiosa información, valoro mucho su esfuerzo, que Dios les siga bendiciendo 🙏